En la antigüedad era común sorprender a los integrantes de cualquier corona con los platillos mas impresionantes por su sabor y creatividad, desde Carlota de Habsburgo como anfitriona que invitaba a las mujeres de buena familia a tomar chocolate con pan dulce como platillo especial, hasta los deliciosos festivales de sabor servidos para el presidente Porfirio Diaz.
En este sentido es que el pan dulce se ha posicionado como uno de los platillos tipos de México mas importantes, por su sabor, textura, formas, pero sobre todo por el engranaje histórico que hace de cada pieza un trozo de historia, y una creación que se ha pasado desde las manos curiosas e innovadoras de los indígenas hasta los panaderos de la actualidad.
En México es común ser anfitriones en donde uno de los aspectos más importantes es recibir a los invitados con el mejor calor de hogar, tomar con la comadre un buen café con una deliciosa concha mientras nos cuenta sus preocupaciones y logros, las charlas interminables con los abuelos y muchos momentos más en donde es crucial un buen sabor de boca.
Es así como degustar un pan dulce se ha convertido en un placer con sabor a tradición, y desde el punto de vista de un panadero que hereda la profesión por vocación y que trabaja con el corazón, por las noches y las mañanas todas las mesas de nuestros comensales se convierten en cenas de la realeza, por lo cuales se trabaja con pasión y dedicación.
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