Los abuelos son parte fundamental en toda familia, sus palabras, consejos y anécdotas nos embarcan a un viaje en el tiempo, en donde el espectador experimenta momentos de aprendizaje, sorpresa, descubrimiento y conocimiento de personajes, héroes, aventureros, fuertes que nunca creyeron conocer y que se encuentran en los árboles genealógicos.
En este viaje el pan dulce y el café es el boleto para la plática más rica, en donde es mostrada más que una simple biografía, estamos hablando de una memoria auditiva y visual que perdurará por siempre, el legado de los abuelos que se hereda en cada charla que nos regalan, en cada minuto que ha ganado la emoción y son presentes lágrimas y sonrisas.

Es así como una foto del pasado toma vida en el presente y transforma el futuro, la mesa se vuelve el escenario de recreación, el café el combustible para poder iniciar y el pan dulce el maravilloso bocado para recordar con sabor a tradición.
Y cuándo haya llegado el momento de partir, esa mesa en donde se contaron historias maravillosas, seguirá estando disponible para el recuerdo, ese que se degusta junto a una concha, en donde los recuerdos sensitivos se hacen presentes, entonces sucede un encuentro simbólico, y aquellos que pensaste nunca volverías a ver, te recuerdan que palpitan en cada momento vivido.
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